Palabras de bienvenida en el acto de inicio de Primaria

Queridos padres y madres:

Esta mañana quisiera dirigirme especialmente a ustedes y no tanto a los niños y niñas o al cuerpo docente. No quisiera decirles lo que deben hacer durante el año, ni mucho menos echarles en cara si hay algo que no estuvieran haciendo bien. En cambio, hoy quiero felicitarles (sí, así como lo oyen).

En primer lugar los felicito por el mismo hecho de ser padres y madres. Asumir este rol (sea biológico o no) significa que están abiertos a la vida, han sido y son generosos. Un hijo o hija es un gran regalo de Dios, es como una llave que abre puertas insospechadas en el corazón. Es cierto que exigen mucho, pero justamente por eso les demuestran cuánto amor tienen ustedes para dar. Y también con su cariño los niños les enseñan a ser vulnerables y a recibir amor. Creo que un buen padre o madre es como una esponja, que sabe recibir y dar amor.

En segundo lugar los felicito por apostar a la educación de sus hijos. Estoy seguro que a ninguno de los presentes le sobra el dinero y sé que muchos de ustedes hacen un verdadero esfuerzo para darles a sus hijos la mejor educación posible. En un mundo donde se busca el éxito fácil y donde hay tanta gente que no cree en el valor del esfuerzo, que ustedes sigan apostando a la educación es un signo de esperanza. El día de mañana sus hijos comprenderán y valorarán cuánto amor hay en este esfuerzo que ustedes están haciendo. Esperamos poder estar a la altura de sus expectativas.

En tercer y último lugar los felicito por enseñarles a sus hijos a creer en Dios. Sé que muchos de ustedes tienen sus dudas, que son parte del proceso mismo de la fe; sé que alguno dirá que no cree; pero la mayoría de ustedes cree en Jesús y quiere una educación para sus hijos donde Él esté presente. Otros tal vez lo vivan más desde una proximidad a los valores que propone el Colegio, pero nadie estaría aquí hoy si no tuviera una profunda convicción de que la vida tiene un sentido, tiene un por qué, un para qué y un cómo. Enseñarles a creer a los niños es enriquecer sus vidas, es enseñarles a trascenderse a sí mismos, es ayudarles a buscar la Verdad con mayúsculas, es darles motivos para vivir y amar… Ustedes les hacen un gran bien a sus hijos si les enseñan a creer.

Quiero entonces agradecerles: por su apertura a la vida, por su confianza en el valor de la educación y por abrir para sus hijos el camino de la fe. No es poca cosa, es mucho más de lo que, lamentablemente, reciben muchos niños de sus familias.

Sin embargo ustedes saben también que no son perfectos, que muchas veces meten la pata, que con frecuencia se cuestionan si han obrado bien o mal. Esta es la condición de ser seres humanos: siempre en camino, nunca perfectos o acabados. Necesitamos perdonar y pedir perdón, apoyarnos en otros y a la vez darles soporte, en una palabra: necesitamos caminar juntos.

Y eso les propongo para este año: caminemos juntos porque Jesús nos llama a amar, a educar y a creer. Si tenemos esto todo lo demás lo podremos superar sin problemas.

Termino deseando simplemente que Dios los bendiga a ustedes, padres y madres, para que ustedes puedan ser una bendición para sus hijos y viceversa.

Que tengamos todos un excelente año 2018.

Hno. Emilio Rodrigo

Montevideo, 1º de marzo de 2018

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